martes, 25 de junio de 2013

Ayesa amenaza la jornada intensiva, las vacaciones y el descanso de los trabajadores de SDS


Ataques a los derechos de los trabajadores en SDS hacen peligrar su jornada intensiva y sus vacaciones y fuerzan la realización de gran cantidad de horas extra mientras se despiden compañeros.

La situación en SDS en lo que respecta a las condiciones de trabajo, el derecho al descanso y la conciliación está pasando por sus horas más bajas. Trabajadores de todas las tecnologías y todas las categorías están siendo atacados en sus derechos por una empresa que cada vez se ha vuelto más pirata a la hora de lidiar con las leyes y las normativas. Las vacaciones, la jornada intensiva, las horas extra y otro buen número de derechos están siendo sistemáticamente vulnerados por SDS, llevando la situación a un punto insostenible. A pesar de lo que la empresa nos quiere hacer ver no se trata de cuestiones puntuales de necesidad en proyectos concretos. Como veremos a continuación, cada vez está más claro que se trata de una tendencia, una política de empresa, para con sus trabajadores y basado en un modelo de negocio, exageradamente permisivo con sus clientes, que desemboca en proyectos con ausencia de planificaciones donde los sobreesfuerzos son la única manera de conseguir hacer cumplir los objetivos.

Haciendo un repaso, no demasiado exhaustivo, nos encontramos con los trabajadores de Siebel, que han realizado más de 2000 horas extraordinarias en lo que llevamos de año, cuando el límite por persona es de 80. Han sido necesarias muchas reuniones y muchos correos y finalmente multas de la inspección de trabajo para que se empiece a poner coto a una situación de completo descontrol y abuso de los trabajadores: No se respetaban los descansos entre jornada, ni los descansos semanales, ni el límite de horas extra. Pero claro, es por un proyecto vital, es una situación puntual. Es por el beneficio de la empresa.

Por otro lado tenemos a los trabajadores de SAP,  para el proyecto Giro de la Junta de Andalucía, para los que la empresa pretende que en jornada intensiva se queden hasta las 18.30 y para los que se anulan las vacaciones hasta nuevo aviso, por necesidades de capacidad de trabajo. En esta ocasión la empresa, para justificarse, interpreta las leyes de una manera muy libre y muy retorcida, por supuesto en su beneficio. Cuando el Convenio Colectivo dice claramente (Artículo 20.3) que durante la jornada intensiva no se podrán sobrepasar las 36 horas semanales de trabajo, ellos pretenden que la bolsa de horas ignore esa realidad.  En un nuevo ejercicio de egoísmo y de interpretación libre de las leyes, la empresa y sus abogados olvidan aquí el principio de norma más beneficiosa y el principio de norma mínima, que dicen que el Convenio mejora las condiciones del Estatuto de los Trabajadores y que en caso de duda, la ley más beneficiosa para el trabajador prevalece.  Lo que la empresa pretende, en definitiva, es que los trabajadores no tengan derecho a la jornada intensiva, obligarles a echar horas extra compensadas 1 a 1 y que dicha compensación sea la misma empresa la que decida cuándo la pueden usar los trabajadores. Y por supuesto, nada de vacaciones. Esto es especialmente sangrante dado que las vacaciones son un derecho irrenunciable y especialmente protegido, por no mencionar que lo que pretende la empresa al anular las vacaciones de los compañeros afectados es que se trabajen más horas, mientras que 6 meses de trabajo de los seis últimos compañeros despedidos durante el último mes y medio hubiesen supuesto 5327 horas de trabajo que han dejado de realizarse. Pero todo sea por un proyecto vital. Solo es una situación puntual. Porque han decidido que esto sea un centro de excelencia SAP. Y esa excelencia no conjuga bien con los derechos de los trabajadores. Por supuesto a la ausencia de planificación del trabajo no se le pone ninguna pega.

En SAP también, los compañeros de los proyectos para Ecuador se ven en una situación similar: La empresa ha decidido que nada de vacaciones, pese a que éstas son de mutuo acuerdo entre las partes. Está claro que para la empresa mutuo acuerdo significa cuando ella quiera. Además, para que haya solapamiento con Ecuador, el horario de trabajo se va a desplazar de 13 a 20 horas durante el verano. Y claro, en este caso no es bolsa de horas, porque agotar la bolsa de horas les dejaría sin flexibilidad (léase capacidad de obligar) para que se echen horas adicionales en los meses posteriores. Es curioso que la bolsa de horas, a pesar de que la tienen tan clara en el caso de Giro, para el proyecto de Quito han decidido no usarla. Esto es otro claro ejemplo de que la ley se aplica cuándo, cómo y dónde a la empresa le interesa. Pero por supuesto, es un caso puntual, por la excelencia y por el beneficio de todos.

Hay muchos más casos puntuales y excepcionales (equipo de Darwin, colectivo de cobol, etc.) que han convertido en norma que se abuse de los trabajadores, que la ley sólo se aplique cuando la empresa quiera y que el respeto por el trabajador, su vida personal y sus derechos hayan pasado al final de la lista. Las palabras mágicas del momento son “bolsa de horas”, “solapamiento” y “por necesidades del proyecto” y con eso pretenden abrir todas las puertas, pisotear todos los derechos, retorcer todas las normas. Y ante eso no estamos dispuestos a plegarnos. Basta ya de ser meras herramientas en manos de una empresa sin escrúpulos. Se acabó ser chivos expiatorios de la desorganización, las prisas y el caciquismo empresarial. Ante esta situación no queda más salida que plantearnos defendernos por todos los frentes.

Para tratar estos asuntos, hemos convocado asamblea de trabajadores el próximo jueves 27 de junio.

Comunicado del Comité de Empresa de SDS del 22/06/2013